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El Heavy Metal nuestro de cada día:

El Heavy Metal nuestro de cada día: Endless Forms Most Beatiful
En la voz tranquila y profunda de Richard Dawkins comienza el octavo disco de la banda finlandesa Nightwish, Endless Forms Most Beautiful (2015). En el preludio; la calma antes de una explosión; el famoso biólogo reflexiona...

lunes, 27 de junio de 2016

El Heavy Metal nuestro de cada dIa: Ronnie James Dio




Para el demonio que devoró las entrañas de Ronnie James Dio, solo tengo la más cruel rabia y tirria. Ruega a Dios que no te invoque en una ceremonia oculta, desde el centro de un círculo de sal y fuego. Ruega que no escuches los gritos de mis mandrágoras, imperándote a salir. Pide en vano a los poderes que quieras, que no te arranque de las llamas oscuras donde te escondes, solo para torturarte y saciarme con tu expiación dolorosa; tu exorcismo al revés. Te llevaste un alma noble, disfrazada de pieles oscuras. Silenciaste una voz poderosa. Ronnie fue pionero de un estilo vocal marcado en contrastes: lo suave y lo áspero, lo claro y lo oscuro, la ópera y el rock, el cielo y el infierno… Escúchenlo aquí, entre los tonos medievales que evocan sus siniestros cómplices, Butler, Iommi y Ward: Lucifer y compañía.

Sing me a song, you're a singer
Do me a wrong, you're a bringer of evil
The devil is never a maker
The less that you give, you're a taker
So it's on and on and on, it's heaven and hell
Oh well

The lover of life's not a sinner
The ending is just a beginning
The closer you get to the meaning
The sooner you'll know that you're dreaming
So it's on and on and on, oh it's on and on and on
It goes on and on and on, Heaven and Hell
I can tell
Fool, fool

Well if it seems to be real, it's illusion
For every moment of truth, there's confusion in life
Love can be seen as the answer, but nobody bleeds for the dancer
And it's on and on, on and on and on and on and on and on and on

They say that life's a carousel
Spinning fast, you've got to ride it well
The world is full of kings and queens
Who blind your eyes and steal your dreams
It's heaven and hell, oh well

And they'll tell you black is really white
The moon is just the sun at night
And when you walk in golden halls
You get to keep the gold that falls
It's heaven and hell, oh no

Fool, fool
You've got to bleed for the dancer
Fool, fool
Look for the answer
Fool, fool, fool





domingo, 19 de junio de 2016

El Dragón Azul Parte I: Lágrimas (2008)

Esta criatura nació de escuchar una hermosa balada de Bruce Dickinson llamada Tears of a Dragon. Pero mientras el dragón de Dickinson se esconde en témpanos de hielo y se deja arrasar por las olas, al mío lo imaginé libre, aunque sea por breve instantes, antes de consumirse como una mecha. Como incita Jack London: mejor vivir segundos como un meteoro brillante, que sucumbir a la inercia lenta de la muerte. Y claro está, los dragones son criaturas de fuego.

¿En qué aceite se destilan
las lágrimas de un dragón?
¿Hierven en lava las putas,
flagelando párpados de acero?
¿O se diluyen agudas,
por entre las pestañas de hierro?

¿Las traga amargas por la garganta,
ahumadas, juntas con el miedo?
¿O caen cual letras tiznadas
sobre un poema de fuego?
¿Sufren todas las lágrimas esa muerte?
¿O estalla una flameante en la pupila
angosta y mágica de un reptil ardiente?

Esa chispa dolorosa,
el resplandor de ese incendio,
calca el contorno y da sombra
a la efigie mítica y hermosa
de la serpiente alada, facciosa,
que arde por quemar estelas en el cielo.

Una vez lo creímos ver
al dragón azul ascender
y dibujar su sombra hereje
sobre mil campos de zinfandeles.
Pero no, la bestia estalló.
En rugidos de fuego se esfumó.
El aire ardió en llamas que derriten
el ópalo, y ahora se extingue,
al frío viento del cambio que asesina:
la evolución de las especies.
La furia inhumada bajo las cenizas
de la criatura añil que hoy ya no existe.



jueves, 16 de junio de 2016

El Heavy Metal nuestro de cada día: System of a Down


Aeriales, serán criaturas míticas que broten de la dimensión de las Bermudas. Serán como traviesos duendes que se entretengan derribando aeroplanos. O serán pequeños diablillos que habiten entre las señales que bifurcan el cielo. Se mecen y balancean de las ondas de radio y televisión, como simios navegando lianas de una selva electromagnética, que choca y nos traspasa a todos.  Tal vez interfieren con los signos y tal vez alteran los mensajes; adrede, con ganas de joder.   O  tal vez seamos nosotros, ex corpóreos; entre reencarnaciones; cuando nadamos el vacío de la caída hacia la muerte. De seguro son visiones del Zen: estampas retratadas en melodías poderosas, cuerdas vibrando en las gargantas y las manos de los hijos de Armenia, con todo y cadencia de fiesta gitana.



Life is a waterfall,
We're one in the river,
And one again after the fall.

Swimming through the void
We hear the word,
We lose ourselves,
But we find it all?

Cause we are the ones that want to play,
Always want to go,
But you never want to stay,
And we are the ones that want to choose,
Always want to play,
But you never want to lose.

Aerials, in the sky,
When you lose small mind,
You free your life.

Life is a waterfall,
We drink from the river,
Then we turn around and put up our walls.

Swimming through the void
We hear the word,
We lose ourselves,
But we find it all?

Cause we are the ones that want to play,
Always want to go,
But you never want to stay,
And we are the ones that want to choose,
Always want to play,
But you never want to lose.

Aerials, in the sky,
When you lose small mind,
You free your life.
Aerials, so up high,
When you free your eyes,
Eternal prize.

Aerials, in the sky,
When you lose small mind,
You free your life.
Aerials, so up high,
When you free your eyes,
Eternal prize.

sábado, 11 de junio de 2016

Metales Preciosos: Ángel González



Este poco a poco se ha vuelto mi poema favorito. No dejen de escuchar a Ángel González ahumado entre los acordes de Pedro Guerra. Me duele como diseca la condición humana; con fría exactitud científica. Veo a Darwin y a Dawkins sonrientes; malvados. Estos versos son el cruel recuerdo de lo que somos: manchas y pajas sobre las páginas de la historia del mundo, signos de puntuación en la narrativa, respiros en el discurso, el espacio y el aire entre las palabras.

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda podrido entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...

Ángel González